LA SOLUCIÓN DE LOS PESCADORES PARA LOS CAMBIOS AMBIENTALES: CONVERTIRSE EN VIGILANTES DE LOS MARES.
FIN DE LA PESCA ABUNDANTE
Los recursos marinos de Madagascar están mermando. Un 30% de las reservas pesqueras del mundo se capturan en cantidades insostenibles (Nature, 2017).
Esta reducción se debe a una combinación de explotación excesiva, contaminación y a la destrucción del hábitat.
Para Madagascar, país en el que la pesca aporta más de un 7% del PIB, la situación es grave. Se trata de la columna vertebral de la economía de las zonas rurales y la principal fuente de proteínas de los habitantes de la costa.
Las reservas pesqueras del océano Índico están descendiendo a un ritmo alarmante y en las aguas marinas queda poco para los pescadores malgaches.
“Cuando era pequeño, iba al mar con mis padres y solíamos volver cargados de peces”, cuenta Samba Lahy, habitante de Tampolove, un pueblo del sur. Actualmente regresa a tierra tan solo con un puñado de capturas. Al amanecer, solía salir con su piragua de madera a la extensa bahía rodeada de mangles y palmeras.
“Entonces había muchos delfines en la bahía, pero ahora rara vez consigues ver alguno. Han desaparecido, tal vez por la manera en que hemos pescado”, dice Samba Lahy.
La época de la abundancia en los océanos ha llegado a su fin.
Aun así, al igual que Lahy, muchos habitantes de Tampolove no han abandonado ni el mar, ni el pueblo, ni sus cabañas, sino que se han propuesto encontrar una solución.
Han organizado una comunidad y se han pasado a la acuicultura para el cultivo de algas. La demanda de este producto es cada vez mayor y, por ahora, parece sostenible.
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