Sin bici no hay paraíso…
LA BICI PUEDE SER EL RETRATO DEL ALMA…
10 años recorriendo España montado sobre un sillín dan para mucho que contar. Cuelgas el coche y adquieres dos ruedas que andan a cada latido del corazón. Autobuses y trenes que te dejan montar la bicicleta empaquetada a conciencia en ellos. Lios con supervisores de tren que en pleno año 2000, aún no permitían que subieras un trasto de estos en sus vagones, ni a piezas y te hacían bajar del tren entre altercados y con billete en mano, parando el convoy en medio de los campos de trigo allá en tierras de Salamanca y Ávila. Cabreos e impotencia a las 7 de la mañana. Pero eso quedó atrás hace 20 años y ya tendremos tiempo de contarlo en otros artículos con todo detalle.
Eran tiempos en que aún no se imaginaba que la gente pudieramos viajar pedaleando con nuestras alforjas a cuestas. Fue una época brutal para vivir al aire libre, y si llevabas la tienda de campaña, acampabas discretamente donde te apetecía, bajo el gran velo del firmamento, repleto de estrellas.
El paraíso es la realidad que imaginamos cuando nos interesa más compartir que gozar. Y la bici es este símbolo inequívoco de vivir en armonía desde la propia realidad amorosa por nuestro entorno. Tanto en ciudad como el pleno campo, nos abre mucha facilidad para movernos cómodamente entre el tráfico, y silenciosos entre los vientos que zarandean amapolas entre trigales.
Para descubrir la esencia de la bicicleta –esta máquina para la libertad, que permite viajar por el mundo, grande o pequeño, además de trabajar o sentir por lo local y lo global– os proponemos un pequeño viaje en cinco estaciones:
la bici, retrato del alma; el infierno sin bici; el paraíso con bici; soluciones en el paraíso y vivir en paz en el paraíso.
* Todo un reportaje en: (Recopilado en Ibérica2000.org)
http://www.iberica2000.org/Es/Articulo.asp?Id=4350