Región de Murcia.
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La Asociación Hippocampus realiza censos visuales para calcular la densidad de la población de caballitos en el Mar Menor y también la de otros signátidos, como el pez aguja.
Los protocolos son muy estrictos para que los resultados tengan validez científica. Se anota en un estadillo cada avistamiento, sexo y medidas del ejemplar, tipo de fondo… Había millones en los años setenta, casi doscientos mil en 2012, hoy puede que solo queden unos cientos.
También se estudian sus hábitos y su longevidad.
Para ello se capturan, se meten en un cubo con un líquido anestesiante y se les inyecta un elastómero (goma elástica) para identificarlos antes de ser liberados. Se han recapturado ejemplares en años sucesivos casi en el mismo lugar. «Se mueven poco a lo largo de su vida. Con un par de metros cuadrados tienen suficiente.
En invierno están aún con menos actividad y el sedimento puede solaparles, algunos parecen figuras de terracota semi-enterrados en el fango. A veces caen accidentalmente en las redes de los pescadores.
En el Acuario de la Universidad de Murcia se desarrolla un proyecto para su cría en cautividad, dentro de un Banco de Especies del Mar Menor que garantice su supervivencia genética y la repoblación en caso de nuevos episodios de anoxia.
Sería el último recurso si desaparece. «Recuerdo la primera vez que vi un caballito. Fue durante un censo cerca del club náutico de Los Nietos. Estaba junto a un carro de la compra sumergido. Casi le arranco el regulador a mi compañero de buceo de lo nerviosa que me puse -recuerda Cristina Mena-. Hoy sigo sintiendo la misma emoción con cada nuevo avistamiento, por desgracia son cada vez más esporádicos».
Información completa en:
https://cutt.ly/Gg2MpCv
* Imagen periódico La Verdad.